22 ago 2009

Leyenda: la "Jura" del tesoro.

Una de las primeras tareas que se le asignaban a los jóvenes ingresantes consistía en una particular demostración de compromiso. Se trataba de un acto repetido de generación en generación de bancarios, con la constancia inalterable de una cofradía o hermandad.

En el primer día de trabajo, luego de finalizado el horario de atención al público y el balanceo de las Cajas, se daba paso al solemne y singular acto (no institucional, no oficial, pero sí muy sentido).
Así, en una improvisada reunión conformada por todos los empleados de la sucursal, se le indicaba al nuevo colaborador que comience con la antigua y heredada actividad: el “Juramento” del tesoro.
De esta manera, el ingresante daba lectura a un pequeño párrafo en el cual se ponía de manifiesto la responsabilidad asumida por sobre los valores atesorados en la agencia. En general, el texto guardaba similares formas a las de cualquier compromiso escrito, con alguna frase del siguiente tipo “En la Ciudad de XX, a los XX días… y en ocasión de mi ingreso al Banco, yo, XX juro proteger todos los elementos resguardados en el presente tesoro…”

Sin embargo, el final era algo más difícil de creer: “en caso de necesidad, haré uso de mis ahorros y, siempre que sea preciso, incluso de mis tickets de almuerzo! para dar cumplimiento con el presente juramento.”

Si bien no conozco ningún evento en el cual se haya tenido que hacer efectiva la promesa en cuestión, la “jura” del tesoro era una hermosa demostración de respeto… por los billetes y las monedas!!